La costa norte de Tenerife, entre acantilados, playas y senderos

Una costa salvaje y rocosa

     El norte de Tenerife ofrece un rostro más auténtico que el sur de la isla. Aquí la costa está formada por abruptos acantilados que se sumergen en el Atlántico, espectaculares formaciones volcánicas y panoramas impresionantes. Es una región que seduce por su relieve y su atmósfera preservada.

Playas con encanto natural

      Aunque la costa norte no es conocida por sus extensas playas turísticas, alberga varias calas y playas de arena negra, a menudo rodeadas de acantilados. El más cercano a Un Jardín al Mar es el de San Marcos en Icod de los Vinos (unos 10 minutos en coche).

• Un poco más lejos (25 a 30 km), en Puerto de la Cruz, varias playas naturales merecen una visita, entre ellas:

• Playa del Bollullo, accesible a pie por un camino entre los plataneros, es una de las playas salvajes más bellas de la isla.

• Playa del Socorro, al otro lado de Puerto (en Los Realejos), es un lugar famoso por el surf.

• Playa de las Teresitas (cerca de Santa Cruz) es una excepción con su arena dorada importada del Sahara. Está acondicionada, protegida de las olas y muy apreciada por las familias (¡y muy concurrida en verano!)

  
  

Los "charcos", joyas naturales de la costa rocosa

Los charcos son piscinas naturales formadas por la lava y las olas.

En la costa norte, varios charcos (como los de La Laja, El Pris, Bajamar, los Silos o, más cerca de Un Jardín al Mar, los de El Caleton en Garachico) permiten bañarse en un entorno único, siempre que el mar esté tranquilo. (Ver artículo dedicado.)

Faros del fin del mundo y senderos costeros para volver a conectar con la naturaleza

La costa norte de Tenerife ofrece magníficas vistas, entre faros aislados y senderos costeros. El moderno faro de Punta del Hidalgo, al este, vela sobre una zona salvaje muy apreciada por los excursionistas (macizo de Anaga), mientras que el de Buenavista del Norte, al oeste, domina un impresionante paisaje volcánico.

Entre los paseos que no debe perderse:

• El sendero de San Juan de la Rambla, tranquilo y panorámico, recorre los acantilados.

• El barranco de Ruiz atraviesa un barranco verde entre mar y montaña.

• El sendero El Jagre, en La Matanza, ofrece un paseo tranquilo sobre el océano.

. Rambla de Castro : Esta ruta conecta Los Realejos con la playa de Castro, en medio de un exuberante paisaje de palmeras, higueras, bananeros y vestigios históricos. Se descubre la casa de Castro, elegante mansión del siglo XVIII, así como los restos de un antiguo acueducto y molino de agua. El paseo termina en una bonita cala volcánica.

Y también...

• Los pueblos costeros como El Pris, Punta del Hidalgo, San Andrés o por supuesto Garachico (véase el artículo dedicado) merecen una parada por su ambiente típico, sus terrazas junto al mar y su patrimonio histórico.

• Los miradores, como el de San Pedro (con vistas a la Rambla de Castro) o el de la Garañona (en El Sauzal), permiten apreciar toda la belleza salvaje de la costa desde lo alto.

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